¡Esta es una revisión vieja del documento!
Una fuente de estrés son las situaciones de la vida que producen cambios, rendimiento, miedo, aburrimiento y aflicción.
Situaciones estresantes suelen ser las transiciones vitales, o sea, etapas de la vida, como la paternidad, la jubilación, la adolescencia o la emigración que llevan consigo adaptaciones y cambios.
Cambios importantes en la vida
Trabajo o escuela
Dificultades de relación
Problemas financieros
Estar demasiado ocupado
Pesimismo
Incapacidad para aceptar la incertidumbre
Pensamiento rígido
Falta de flexibilidad
Autodiscurso negativo
Expectativas poco realista
Perfeccionismo
Actitud de todo o nada
Ruido
inseguridad pública
desastres naturales.
Problemas de los hijos y/o de los padres
conflictos conyugales
enfermedades o muerte de algún familiar.
insatisfacción en el cumplimiento de metas
planteamiento de metas muy altas
pensamiento negativo.
Cargas excesivas de responsabilidad
Comunicación ineficaz.
• Divorcio o separación. • Encarcelamiento. • Fallecimiento de allegados. • Enfermedad o accidente. • Inicio de vida en pareja. • Despido. • Cuidar de otra persona. • Jubilación. • Enfermedad de allegados. • Embarazo. • Trastornos sexuales. • Nacimiento en la familia. Fallecimiento de la pareja. | • Reajuste en el trabajo. • Cambios en la economía. • Discusiones con la pareja. • Hipoteca o préstamo. • Hijo o hija que se va de casa. • Problemas con los suegros. • Rendimiento excepcional. • Cambios en el trabajo de la pareja. • Comienzo o final de la escuela. • Cambios en las condiciones de vida. • Revisión de hábitos de vida. • Problemas con el jefe o jefa. • Cambios de residencia, trabajo o escuela. |
Otra fuente de estrés puede ser el tipo de vida que llevamos (vida insatisfactoria, con desequilibrios entre actividad y descanso, entre trabajo y diversión o entre rutina y novedad, vida poco organizada, o con poco tiempo para sí…) o alguna de las actividades de nuestra vida: el tipo de trabajo y clima laboral, la doble jornada frecuente en las mujeres, relaciones personales insatisfactorias, clima familiar.
En otras ocasiones la fuente de estrés puede ser una irritación continúa producida por el entorno en que se vive: ciudad agobiante, atascos de tráfico, ruidos, vivienda pequeña, ausencia de un espacio personal donde estar consigo mismo a solas.
El estrés no aparece repentinamente, es un proceso a corto plazo es vital, pero a largo plazo se vuelve destructivo y abren la puerta a enfermedades.
Inicialmente, es una respuesta ante el peligro potencial, en dos fases: en la primera de ellas se involucra al eje simpático adrenomedular. El cerebro envía un mensaje a través de la médula espinal hasta el núcleo de las glándulas suprarrenales para que produzcan adrenalina, la hormona de lucha o huída.
Al momento, el cuerpo canaliza recursos para obtener fuerza y velocidad, esta es la reacción de lucha o huida. El cerebro reduce la sensación de dolor, con el fin de proteger al cuerpo, la memoria y el pensamiento también mejoran, para buscar la mejor solución al problema. Las pupilas se dilatan para optimizar la visión, los pulmones absorben mayor cantidad de oxígeno y el hígado almacena azúcar (como glucógeno) convirtiéndola en glucosa. Los intestinos detienen la digestión para permitir mayor energía a los músculos. Por otra parte, el ritmo cardiaco y la presión sanguínea aumentan, el corazón bombea más sangre, llevando más oxígeno y glucosa para dar energía.
En la segunda fase, que se da unos minutos después de la respuesta de lucha o huida, el cuerpo cambia hacia la recuperación: el hipocampo, en el cerebro, se activa para procesar el estrés, la grasa (que es energía almacenada en el hígado) se convierte en combustible útil. El cerebro ordena a las glándulas suprarrenales la producción de cortisol, encargado de regular el metabolismo y deprimen la inmunidad, ya suprime la producción de defensas en momentos de estrés.
Todos estos cambios, son necesarios para afrontar el estrés, pero si se activa con demasiada frecuencia, esta respuesta de defensa podría dañar el sistema inmunológico, el corazón y el cerebro. El primero, ya que la supresión de las células defensoras debilita la resistencia a la enfermedad. El trabajo excesivo del corazón con el aumento del ritmo cardíaco y la elevación de la presión arterial daña la elasticidad de los vasos sanguíneos. el cerebro, con la producción excesiva de cortisol, envenena las células cerebrales, llegando a dañar la capacidad cognoscitiva y llevando a estados de ira y depresión.