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Consideramos alteración o enfermedad psicológica todo intento o realización de abuso hacia el medio ambiente, hacia la comunidad o hacia otra(s) persona, lo cual desde la perspectiva de la Teoría de la Praxis implica necesariamente un estado “neurótico” y de enajenación, es decir, de conflicto entre emociones encontradas y de disminución de la posibilidad de captar y tener como relevantes los sentimientos de los otros, de la comunidad y de la especie humana, o bien, un nivel de “psicosis” cuando el ensimismamiento es tan extremo que el punto de vista de una persona rompe su capacidad de diálogo coherente y de congruencia mínima con los grupos sociales en que se desenvuelve. Además, pondremos como salud psicológica a la ecuanimidad que implica la sensación de ser libre y autónomo, así como la capacidad de que las acciones sean congruentes con el tipo de mundo que se desea y, por tanto, tener un grado esencial de satisfacción con la vida personal.